Aceitunas negras.

Echar de menos. Imposible saber lo que esto conlleva hasta que ocurre lo que a todo el mundo algún día le ocurrirá.
Quiero no tener que echarle de menos, saber que si voy va a estar allì. Quiero no tener que sentirle tan lejos y a la vez tan cerca, quiero sentirle a la distancia justa que separa nuestras casas. Quiero volver a cenar, en esa terraza, ese verano, quiero volver a esucuchar sus chistes, que vuelva a disfrutar como un enano con los trucos de magia. Quiero volver a ver su sonrisa. Quiero tener que decir que no, que no hace falta. Quiero ver esas maravillas que crea. Quiero que me cuente la Historia como sólo él sabe, de esa manera que el año que viene me sería tan útil, siendo él el protagonista, sintiendo todo y viviéndolo de primera mano; porque ahora no me acuerdo de esas mil historias que contó y lamento no haberlas escuchado aún con más interés del que ya tenía. Siento no haberle dicho te quiero al darle ese último beso, porque quizás de esta manera hubiera subido aunque simplemente fuera un milímetro los estremos de sus labios y hubiera sido feliz, un diminuto instante.
Quiero no tener que querer todas estas cosas, quisiera poder vivirlas sin más.
No esperéis a echar de menos, nunca es bueno.

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