Todo empezó una tarde de Diciembre, ella sentada en el banco de aquel parque, donde siempre iba a estudiar, ese lugar era mágico, se concentraba genial, y no solía haber mucha gente. Él pasaba justo en frente de ella.
Levanta la mirada, sus ojos se cruzan por un instante, pero ella vuelve con los movimientos rectilíneos uniformemente acelerados. Al minuto piensa en el, le recuerda a alguien, esos ojos verdes no son fáciles de olvidar, y sabe que los ha visto antes.
-Dame ese balón, ¡es mío!
-Mentira - Le hace una mueca- Yo lo ví antes…
-Vale, te lo dejo, pero solo si me dejas jugar contigo…
Aquel chico con cara de malo, y con ojos saltones, aquel chico que le gustaba desde infantil, y aún en segundo de primaria seguía queriendo ver esa sonrisa que a ella le encantaba, quería jugar al futbol con él, y que la rescatara cuando jugaban al barco pirata…
-Bueno vale, pero si te la paso fuerte no es mi culpa.
Así pasaron todo el recreo jugando a la pelota, ellos dos solos, pero cuando sonó el timbre despertaron de aquel sueño.
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